Quiero en esta oportunidad hacer referencia a algunas situaciones que son propias de cualquier actividad que desarrollamos en nuestras vidas y que al final en muchas ocasiones resultan chistosas y divertidas y que en el desarrollo de nuestra agenda real no podían faltar.

En verdad uno se sorprende al ver como desde el momento mismo de nuestra designación sin estar en época de pre y Carnaval, surgen invitaciones de todos los sectores de la ciudad, tales como: talleres, seminarios, inauguraciones, campañas sociales, fiestas privadas, despedida de fin de año, novenas, izadas de bandera, entre otras.

Pues bien, recuerdo que dentro de estas invitaciones se dieron unas para el pasado mes de noviembre, la cual tenía que ver con la realización de bingos colegiales; y fue así como se agendó nuestra visita a la Institución Educativa Nuestra Señora del Rosario ubicada en el barrio El Rosario de esta ciudad, el día domingo 3 de noviembre.

Era nuestra tercera actividad del día y a eso de la 1:40 p.m., me comuniqué con mi acompañante encargado de coordinar cada visita quien ya se había trasladado al lugar y me manifiesta: “Momo esto es un bingo donde participa toda la comunidad educativa y está bastante concurrido”.

Recuerdo que al verificar la agenda, que siempre la envían anticipadamente, al revisar la dirección, inmediatamente sentí ubicarme y haberla identificado, decidí desplazarme en mi vehículo, y al llegar al lugar efectivamente, encontré afluencia de carros parqueados de lado y lado de la vía;  me bajé, me acomodé mi banda y llegué hasta la puerta de ingreso.

En efecto era un bingo bastante concurrido, noté que algunas de las  personas que se encontraban coordinando el ingreso de la institución se sorprendieron con nuestra presencia y por supuesto se alegraron, alguien se dirigió corriendo hasta el lugar de la actividad para anunciar mi llegada y al cabo de unos minutos me invitaron a hacer parte de la actividad.

Me recibieron con aplausos, saludé al personal, agradecí la invitación que me hacían y al ver tantos niños reunidos, lo primero que se me ocurrió fue invitarlos a que me acompañaran a bailar cumbia, es decir adopté mi actividad llamada 'Cumbia con Momo', la cual resulta pedagógica, pero a la vez muy entretenida.

Después de haber transcurrido más de 10 minutos de encontrarme compartiendo con las familias participantes del bingo, recibo una llamada de Sebastián, mi asistente, quien me pregunta dónde estaba, yo le manifesté que estaba en la institución y le pregunté "¿tú dónde estás?". Él me ha manifestado: "¡Momo lo estamos esperando!", y yo respondí, "pero ¿cómo así?" y me pregunté "¿y dónde estoy?". Señores había ingresado a la institución equivocada.

Definitivamente al respecto debo señalar que las circunstancias me indicaron que ese era el colegio, primero se trataba de un bingo, segundo, tenía el nombre El Rosario y por supuesto, la ubicación en el mismo barrio, todo ello, me hizo pensar que era la institución que me había invitado.

Todo al final fue risas, carcajadas y chistes y bueno debí salir casi que corriendo para cumplir a la verdadera institución que nos había invitado la cual se ubicaba en la otra esquina de la institución donde me encontraba.

Esta vivencia me hizo recordar una de las pintorescas escenas de las películas del cómico mexicano Mario Moreno ‘Cantinflas’ llamada 'El bolero de Raquel', en donde él en compañía de un amigo y bajo los efectos de unos tragos, lloraron a un difunto en el sepelio equivocado.

¡QUÉ LOCURA SEÑORES!

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Por: Alcides Romero Cogollo,

Rey Momo del Carnaval de Barranquilla 2020